¡Bendita semana santa!
Son pocos dias de vacaciones, pero valen la pena.
Nada de fiesta, excursiones, caminatas, viajes, playa o montaña.
El unico trayecto que estoy dispuesto a asumir es el de la cama al sofá, con pequeños desvios a la cocina y paradas esporádicas en el baño. Ocasionalmente, me atreveré a salir al balcón y solamente un día me aventuraré a bajar a la calle (a aprovisionarme de víveres).
Es decir, al estanco.
Nada más. Quizás algunos piensen que es un desperdicio de días festivos, pero yo les propongo plantearse la respuesta a esta pregunta: ¿No es más lógico que, para unos poquísimos días de descanso que dispones, los pases descansando, reponiendo fuerzas, cargando las pilas para afrontar el ultimo y decisivo trimestre escolar que pateando montañas, organizando viajes ir y venir de carreteras atestadas de coches y descubriendo lugares que, cuando crees que te has adaptado a ellos, ya tienes que volver a casa?
Yo digo sí. Y por eso, tras este bostezo, volveré a anudarme la bata, me colocaré mis zapatillas y volveré al lugar del que nunca debí haberme levantado: el sofá.
Disfrutad.
1 comentarios:
está bien tu teoria marc! pero podrías haberte dejado ver el pelo por el camping, aunqe es cierto que ha pasado eso que has dicho de que cuando te lo empiezas a pasar bien tienes que marcharte, pero bueno...
Publicar un comentario